La belleza, la única cosa que no puede adquirirse, inaccesible para
todos los que no la poseen desde el principio; flor efímera y frágil que
crece sin ser sembrada, puro don del cielo. ¡Oh, belleza! La más
radiante diadema con que el azar puede coronar una frente. Eres
admirable y preciosa como todo lo que está fuera del alcance del hombre,
como el azul del firmamento, como el oro de la estrella, o el perfume
del lirio seráfico. Se puede cambiar un escabel por un trono; se puede
conquistar el mundo, muchos lo han hecho, pero ¿quién podría no caer de
rodillas ante la pura personificación del pensamiento de Dios?
Mademoiselle de Maupin. Théophile Gautier
La religión de la belleza.
Mademoiselle de Maupin. Théophile Gautier
La primera divinidad del mundo, la más pura simbolización de la esencia eterna: la belleza.
Mademoiselle de Maupin. Théophile Gautier
¡Oh, belleza! Fuimos creados para amarte y adorarte de rodillas si te
encontramos, y para buscarte eternamente a través del mundo si esa dicha
aún no nos ha sido concedida; pero poseerte, ser nosotros la belleza
misma, eso solo es posible a los ángeles y a las mujeres.
Mademoiselle de Maupin. Théophile Gautier
No pido más que la belleza, es cierto; pero la necesito tan perfecta que probablemente no la encuentre nunca.
Mademoiselle de Maupin. Théophile Gautier