El acto de leer establece una relación íntima, física, en la que
participan todos los sentidos: los ojos que extraen las palabras de la
página, los oídos que se hacen eco de los sonidos leídos, la nariz que
aspira el aroma familiar del papel, goma, tinta, cartón o cuero, el
tacto que advierte la aspereza o suavidad de la página, la flexibilidad o
dureza de la encuadernación; incluso el gusto, en ocasiones, cuando el
lector se lleva los dedos a la lengua.
Una historia de la lectura. Alberto Manguel
Me pregunto, como suelo hacerlo periódicamente, por qué conservo tantos libros que, lo sé perfectamente, nunca volveré a leer.
Una historia de la lectura. Alberto Manguel
No hay libros (o muy pocos, poquísimos) en los que no haya encontrado algo que me interese.
Una historia de la lectura. Alberto Manguel
Disfruto con el espectáculo de mis estanterías abarrotadas, llenas de
nombres más o menos familiares. Me complace saber que estoy rodeado por
algo que se asemeja a un inventario de mi vida dándome indicios sobre mi
futuro.
Una historia de la lectura. Alberto Manguel
Sé que algo se muere cuando renuncio a mis libros, y que mi memoria sigue volviendo a ellos con afligida nostalgia.
Una historia de la lectura. Alberto Manguel
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